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Había trozos de cristal por todas partes; poco a poco me incorpore de
mi refugio dentro de aquella extraña vivienda, me asome por la ventana y
aquella fantasmal patrulla ya se había esfumado… Fueron minutos interminables,
los disparos surgían uno por uno, reventaban mas el vidrio de la ventana, los
vidrios de la ventana contigua, entraban en la habitación, hacían volar en
pedazos objetos en las estanterías que tuvieron la mala fortuna de estar en el
rango de blanco, yo me guarecí debajo de
una mesa en el comedor, lleve mis rodillas al pecho y las abrazaba con fuerza,
entre sollozos rogué para que las detonaciones terminaran pronto, agotaron el
parque y yo permaneci en mi sitio por algunos momentos más, con la mirada fija
en la ventana, esperando el momento de ver aparecer a alguno de mis atacantes,
pero no fue así; finalmente pude contemplar en donde me encontraba, era un
salón grande en el cual habían tres viejos sillones de piel, había un centro de
mesa con varios diarios esparcidos en toda la superficie, cuadros familiares en
las paredes, para mi sorpresa, la habitación estaba iluminada por un par de
lámparas de mesa, eso me tranquilizó en demasía, en un rincón había una puerta
entre abierta y de igual forma, una luz tenue salía de ella, “quizá sea un baño”,
pensé y me acerqué, en efecto, era un cuarto de baño pequeño, todo estaba en su
lugar, mire mi reflejo en el espejo, mi rostro estaba pálido, sucio, mis ojos
azules tenían surcos provocados por las lagrimas y el terror, mi cabello rubio
estaba alborotado y lucia enredado… Finalmente, pude atender los daños
recibidos en mi huida…
El brazo lacerado me seguía sangrando… Mire la herida y pude notar un
cristal de unos 4 centímetros incrustado en el antebrazo… Cerré los ojos
pensando en que necesitaría de puntadas para cerrar la herida, tomé la mochila
y extraje del interior uno de los dos pequeños botiquines que había alcanzado a
tomar de la boutique, dentro, había un frasco pequeño con antiséptico, gasas,
vendas y un par de pastillas de ibuprofeno… Levante la manga de mi blusa para
que no me estorbara, a pesar de que esta era corta, apretando los dientes, tome
con los dedos el cristal enterrado y empecé a sacarlo de mis carnes, dolía….
Dolía mucho… Mis lágrimas salían una tras otra… ¡Quería irme a casa! Con un
grito ahogado termine por sacar el vidrio y lo arrojé lejos, con ira, la herida
volvía a sangrar profusamente, coloque el brazo en el lavabo y con los dientes
abrí el frasco del antiséptico, con los ojos cerrados y apretando la quijada,
vertí el liquido en mi herida para desinfectarla, ¡Ardía mucho!, tomé un poco
de gasa y limpie la herida, tomé un
trozo mas y la deje sobre mi piel abierta, cogí la venda y procedí a cubrir la
parte de mi brazo lastimado con ella. Un par de vueltas bastaron para cubrirla…
Tome las dos pastillas y de un jalón, las tome ambas y me las tragué, esperando
encontrar rápido un poco de alivio, regresé a la sala y decidí sentarme un
momento en uno de los sillones…
Una nube de polvo se levanto cuando deje caer mi trasero en el diván
pesadamente… ¿Qué tiempo tendrán sin que alguien les haya dado una sacudida?
Deje la mochila al pie del sillón y mire la mesa de centro… Fijé mi mirada en
los periódicos esparcidos desordenadamente en ella… Eran viejas noticias
deportivas, algunas mas sobre actividades culturales y chismes de farándula…
sin embargo, apilados, habían otros más, en el había fotografías que llamaron
mas mi atención… Eran servicios sociales, notas rojas y obituarios… Dios mío…
En una de esas notas rojas… Encerrados en círculos rojos, había 5
nombres con sus respectivas fotografías… Los rostros de las imágenes me
resultaron familiares… ¡Eran 5 de las niñas que había visto en los letreros a
mi llegada!... Empecé a leer sus nombres de nuevo:
Cynthia Lasko, 10 años, afroamericana, cabello negro corto, ojos negros
hermosos, encontrada a unos metros de su casa en Wood Side dentro de un
contenedor de basura, causa de la muerte: asfixia por estrangulamiento.
Agatha Brown, 11 años, caucásica, descendencia inglesa, cabello rubio
oscuro, ojos verdes , encontrada en las orillas del Lago de Toluca, causa de la
muerte: asfixia por sumersión.
Angélica Ortiz, 12 años,
mexicana, tez morena cabello negro, ojos cafés, encontrada en Barker Street
dentro de un bote de basura, causa de la muerte: asfixia por atragantamiento.
Miyoko Aoyama, 11 años, japonesa, cabello negro, ojos negros,
encontrada desnuda, en las alcantarillas de Campbell Street, causa de la
muerte: asfixia por bronco aspiración.
Kumiko Zhou, 12 años, china, cabello corto azabache, ojos negros,
encontrada en los edificios de
apartamentos de Pearl Creek, en las azoteas
causa de la muerte: degollamiento.
Todas, tenían algo en común… Las 5 fueron encontradas con evidentes
signos de haber sido ultrajadas, según el diario, no había hasta el momento
detenido alguno, pero si contaban con una línea de investigación en la cual
figuraba un sospechoso en particular, sin embargo no pude leer el nombre de
este sujeto, la parte donde escrito el nombre estaba había sido arrancada…
¡¿Qué clase de monstruo es capaz de semejante barbarie!?... Me quede atónita
por unos momentos… a mi mente vinieron turbios recuerdos… sin embargo los
deseche y seguí revolviendo los diarios hasta que uno volvió a llamar mi
atención… Era la foto de Mia Schajris…
Toda una nota sobre su desaparición… En ese artículo, había una foto con su
familia, en la cual… Una figura me resultó familiar… Con una amplia sonrisa,
tomando a su hija por el hombro y rodeando con un brazo a su esposa, estaba la imagen de Don Leo… Aquel tipo que
en este momento se encontraba hecho polvo en el camino… Miré el pie de foto:
“El respetable empresario Leobardo Shajris junto a su amada familia”…
De modo que… Aquella niña era hija de Don Leo… El artículo no había hecho nada
más que agitar mi mente en busca de respuestas… En ese momento el efecto de las
pastillas de ibuprofeno hacían un efecto somnífero en mi estado, poco a poco
sentía como un sopor inundaba mis sentidos y sin mas, caí en un sueño profundo
después de unos minutos…
No sé cuanto permanecí dormida… Sin embargo la sensación de que alguien
me miraba hizo que me despertara… Parpadeé un par de veces y me incorporé del
sillón hasta permanecer sentada, me di cuenta de que en efecto, ya no estaba
sola en esa habitación, desde una de las ventanas que estaban en añicos, la
silueta de un hombre prestaba su atención en mí, no hacía nada, no emitía
ningún ruido, solo me miraba, no parecía asombrarse de encontrarse con otra
persona en ese lugar… “Quizá esta sea su casa”- Pensé… intuitivamente me
deslice hacia mi mochila y apreté el mango del bate con firmeza con una mano…
Preparándome para lo que fuere… con la
otra mano empecé a palmear mi cuerpo, temiendo que aquel tipo hubiera hecho algo
conmigo mientras dormía.
-Parecías cansada y exhausta… -Habló, su voz era gruesa- además estás
herida, es por eso que eh decidido no despertarte… Debes tener sed, bebe agua.-
Con un dedo, señalo un vaso con agua que había dejado en la mesa de centro,
sobre los periódicos revueltos.
-N-no tengo sed… Gracias- De verdad no tenía sed, era raro-…. Disculpe…
¿Quién es usted?... ¿Vive en esta casa?... Si es asi de verdad lo siento… Yo…
-Se lo difícil que es andar por estos rumbos, no te preocupes… Has de
haber dormido unas 3 horas, aunque por aquí no se siente el tiempo, la verdad…
Si, vivo aquí, Me llamo Damián, Jaén- Al decir esto, poco a poco se iba
acercando hacia la suave luz de las lámparas de la sala, descubriendo así sus
facciones… Era un tipo delgado, de tez clara y pelo rojizo, sus ojos tenían un
color marrón ya opacado con algunos años encima.
- Tu… ¿Cómo te llamas? Me preguntó mientras se sentaba en el sillón de
enfrente de donde permanecía sentada.
-S-solo… Llámeme Maggie- Le dije con cautela… Mire de nuevo los diarios
sobre la mesa y una tremenda curiosidad me llevo a arriesgar una pregunta
seria.- Una de estas niñas… ¿Era
suya?...
Damián revolvió un poco la mesa, cogió uno de los periódicos y lo
contemplo por unos instantes, levanto la mirada hacia mí y me extendió una página
de aquel diario que había cogido.
-No… Por fortuna no… Pero si es ella…- En ese diario había la foto de
una niña de tez clara y cabello rojizo, su cara estaba cubierta de pecas y estaba
adornada por un par de hermosos y grandes ojos verdes, se leía: “Se busca: Lara
Jaén, edad 11 años, caucásica, ojos verdes, cabello rojo oscuro, estatura 1.44
m, seña particular usa brakets, vestía falda roja a cuadros con líneas negras,
suéter azul y medias blancas, se le vio por última vez en Pleasant River”
-Desde que desapareció, llevo
investigando todo lo relacionado con el extravío de niñas de la ciudad y zonas
aledañas, con la esperanza de dar con una pista, algo, que me lleve al paradero
de mi hija, veo la relación con cada una de ellas… Y si te diste cuenta, el
modo en que encontraron a cada una de estas niñas, no me alienta demasiado… No
voy a descansar hasta encontrarla… Por desgracia, no tengo los medios que tiene
el padre de la niña Shajris … Ese tipo se que es capaz de hacer cualquier cosa
por encontrar a su pequeña, cuando quise hablar con el me enteré que había
desaparecido… No me queda mas que esperar su regreso, por eso no me he movido
de este lugar…
No hice más que tragar saliva, sentí nuevamente la punzada de las
lágrimas lacerar mis ojos… Sabía muy bien que el señor Shajris se encontraba
esparcido por la arena del camino en el que yo había llegado… Pero no sabía si tenía
el valor de decírselo… Su única esperanza… La persona a la cual estaba
esperando… Muerto de manera extraña y dramática… ¿Sería capaz de creerme?... “Leobardo
Shajris, se hizo polvo poco después de haberme traído hasta aquí, esta muerto,
lo siento”… Si, sonaba bastante extraño, mire dentro de la mochila y contemple
una vez más aquel extraño emblema… No tenía de otra… Habia sido muy amable
conmigo, el solo buscaba a su hija, de modo que apreté los puños… Y le conté el
modo en que había llegado a esa ciudad maldita… A Silent Hill…
-¡Déjame ver ese emblema!- Me pidió Damián…- ¡Por favor, déjame verlo,
no te lo quitare!-
Vacilante, metí la mano dentro de la mochila, extraje esa redonda placa y se la puse en las
manos… Su cara en ese momento se
transformó… Sus finas facciones cambiaron drásticamente al mirar el objeto, se
incorporó de su asiento con firmeza y entonces exclamó:
-¡¡HIJO DE PERRA!!..........- con un movimiento brusco me devolvió la
placa y se encaminó a la puerta - Cuando
quieras, puedes coger camino, quédate un rato, descansa… O vete y ten mucho cuidado, en la cajonera de
mi buró puedes encontrar algo que te será de utilidad… Debo hacer algo…- Me
quedé anonadada… ¡¿Por qué ese repentino y drástico cambio de temperamento?! Me
levante e hice ademán de ir detrás de el…
-¿¿Qué ocurre??... ¡¿Es que de verdad este emblema es malo?!- Damián se
detuvo antes de abrir la puerta, se giró, apretó los puños y se acerco de nuevo
a mi.
-Escucha muy bien, Maggie… Puede que nunca hayas estado en este lugar o
incluso puede que nunca hayas escuchado de este sitio… Pero nadie llega aquí por
mera casualidad ni por coincidencia… Aquí todos saben lo que hiciste… O lo que
no hiciste… Deberás estar alerta… Nadie puede salir de aquí hasta no encontrar
un propósito para hacerlo… Guarda muy bien ese emblema y que de verdad Dios te
cuide… De lo único que debe importarte de lo que te dijo ese bastardo, es que
no descuides la luz… La luz te trae a la calma… Ahora ve a esa habitación y
coge lo que en el buró hay… ¡Yo debo hacer algo!
Y se fue dando un portazo… Dejándome de pie en mi lugar, estupefacta…
¡No entendía nada de lo que estaba pasando! Decidí ir a la habitación contigua
para abrir ese dichoso cajón, dentro de esta, todo parecía estar en su lugar…
la cama me pareció bien tendida como para pensar que alguien durmiese en ella… Decidí
no darle importancia y abrí el cajón… Para mi sorpresa, dentro de una caja de plástico
había un revolver… Según la caja, era un revolver 38 special con capacidad para 6 balas en el cilindro,
dentro del mismo cajón, habían dos cajas con municiones, al menos eran dos
docenas, es decir, tenia 24 balas mas las que tenía el revólver en el tambor, también
dentro del cajón descubrí un botiquín más y una ampolleta de morfina, mismas
que decidi tomar… No sé a qué se refería con todo lo que me había dicho… Pero
al menos quería estar preparada… cogí el arma y verifique que tuviese el
seguro, acto seguido lo lleve al cinto en la parte de la zona lumbar y lo cubrí
con mi blusa, lleve las municiones y las
demás cosas a la sala y las metí a la mochila, cuando cogí la mochila y la
llevé al hombro me pude percatar que algo en el ambiente… No parecía nada
normal